“No hay que desanimarse: cinco rusos han removido al mundo. Nosotros somos veinte que podemos remover la América Latina” (Carta de Haya de la Torre a Eudocio Ravines, 17 de octubre de 1926).

sábado, 28 de noviembre de 2009

Hugo Guerra: Reaccionemos sin Temor


Hugo Guerra ensaya en El Comercio lo que yo creo es la interpretacion aprista de la realidad nacional y el Fujimorismo economico en medio del rollo con Chile:
Con el ofrecimiento del Gobierno Chileno de investigar el caso de espionaje protagonizado por el traidor Ariza, la posición principista de nuestro país prevalece, y quizá con el paso del tiempo el escándalo del espionaje quedará como otra herida mal cerrada; sin embargo, persiste la pregunta crucial: ¿Se puede seguir con una política bilateral de “cuerdas separadas”?
Desde 1990 el Perú fue progresivamente conducido por un hiperpragmatismo sustentado en políticas económicas neoliberales extremas. En esa época sin duda se necesitaba superar las corrientes populistas que habían engendrado un Estado pantagruélico causante de la hiperinflación; y era urgente abrir el mercado para transitar por la libertad económica. Pero el camino fue equivocado, porque una cosa es el liberalismo y otra, distorsionada, el neoliberalismo que no solo abrigó a la corrupción, sino que fue negador de criterios rectores de todo país soberano como patria, soberanía, sectores estratégicos, subsidiariedad, solidaridad social, etc. Así, pues, se traicionó la economía social de mercado preceptuada constitucionalmente.
En consecuencia, algunas privatizaciones fueron distorsionadas porque el Estado descuidó su rol supervisor y regulador; y aunque fue correcta la apertura a las inversiones extranjeras, no se establecieron los límites indispensables para cautelar la seguridad nacional como en el caso de puertos y aeropuertos. Además, el autoritarismo pretendió justificarse con el criterio de que la economía debía discurrir por un camino diferente al de la política.
En ese contexto falto de transparencia y exento de los controles exigibles a un vecino antagónico, se realizaron las grandes y aún crecientes inversiones chilenas. En el colmo de una flexibilidad incoherente con el comportamiento sureño, restrictivo, discriminador, controlista y superproteccionista del interés de sus capitalistas privados, inclusive se le acordó un increíble régimen de protección de inversiones.
Es cierto que los procesos migratorios y comerciales no pueden interrumpirse artificialmente; pero cuando arrecian los problemas de la defensa nacional (como del espionaje), se patentizan los errores cometidos y la farsa de que la economía no debe tener congruencia con la administración política y estratégica del Estado.
Así, sin interrumpir las relaciones ya degradadas con Chile, y sin frenar el intercambio integral, sí podemos postergar el TLC, exigiendo reciprocidad para nuestros inversionistas y reserva para que no intervengan en sectores estratégicos de nuestra economía.
Los US$7.000 millones chilenos son importantes, pero el Perú no debe tener temor, esas inversiones no se irán fácilmente porque nuestro mercado ha crecido mucho, estamos en un ciclo de expansión sumamente atractivo para los inversionistas de otros países y, si bien los chilenos son poderosos en lo militar, para su expansión nos necesitan más que nosotros a ellos.
Es hora de despertar, el gobierno debe lanzar una ofensiva internacional para presentar al nuevo Perú, moderno, capaz de atraer flujos frescos de capital sobre la base de la paz, la democracia, la estabilidad y la justicia social.

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